Los más jóvenes están creciendo en un mundo caracterizado por las nuevas tecnologías y por el exceso de publicidad. Hoy en díavivimos rodeados de anuncios y de marcas y, por desgracia para los anunciantes, los consumidores no suelen conservar buen recuerdo de ellas.
Apatía, desafección y pesimismo son los sustantivos más comunes en las mentes de los consumidores estadounidenses. Las empresas americanas han manipulado durante años en sus campañas publicitarias, y ahora a los consumidores les resulta difícil confiar en los anunciantes. Con las nuevas tecnologías cualquiera puede verificar una mentira publicitaria en un segundo. Los clientes tienen miles de fuentes de información que pueden usar para juzgar la autenticidad de la campaña y por tanto, las empresas tienen más difícil engañarles.
Desafortunadamente, para algunos anunciantes ya es demasiado tarde. Muchas marcas ya han sido pilladas por los clientes por malas prácticas y la culpa no ha sido sólo de las agencias. La presión que han ejercido las marcas a las agencias para que transmitieran cada información de manera positiva, ha llevado a la industria publicitaria a y sus clientes a una espiral de manipulación.
En cambio, a pesar de la mala trayectoria, este no es el mejor camino a seguir. Existen mejores formas de sacar adelante una campaña y de poder controlar la repuesta de la audiencia. Centrarse en un nicho de mercado y ofrecer productos y servicios que se ajusten a sus necesidades es lo primero a tener en cuenta.
A partir de ahora, los anunciantes deberían explorar en busca de nuevas estrategias de comunicación para transmitir mensajes sinceros a su audiencia. Una posible opción podría ser definir la marca por conseguir un efecto positivo en la gente, luchando por destacar su humanidad. Aquí Apple nos deja un buen ejemplo de cómo conseguirlo. Durante años la gran multinacional desarrolló una campaña que llevó a convertirle en una empresa leal y apasionada, capaz de generar billones de dólares.